lunes, 1 de febrero de 2016

T11. FRAUDE CIENTÍFICO


A la hora de hacer ciencia,  las ilusiones de significado, pueden ser peligrosas, pero más aún, si estamos emocionalmente involucrados, donde la posibilidad de engañar es mayor. Aunque en nuestro campo de investigación, es muy difícil que algo sufra lo que se llama el efecto placebo, o que nos involucremos emocionalmente como puede ser el caso de los médicos, es algo que no tenemos que olvidar y a tener en cuenta.

Continuando con el tema del engaño, comentar que un porcentaje muy elevado de los estudiantes universitarios admite haber acudido al plagio al menos una vez. Para esta variante del fraude científico, es increíble la cantidad de herramientas anti plagio que existen. Podemos encontrar varias aplicaciones en la red. Por ejemplo: Google scholar, The plagiarisim Checker, Plagium…

Con relación a esto, tengo que decir que el articulo de “la culpa siempre la tiene el becario” me ha parecido realmente interesante y  me parece que desgraciadamente retracta muy bien la realidad. En España, muchos becarios se forman como investigadores sin ningún tipo de supervisión, de una forma autodidacta y nadie les enseña lo grave que es plagiar.  Quizás como dice en el artículo, por nuestra cultura, nunca hablamos de responsables, y sin embargo sí de los culpables. En el artículo se hace referencia  a un caso en concreto, donde “los meritos” por así decirlo, de un artículo científico se lo llevan “los jefes”, los coautores, pero cuando hablamos del plagio, el culpable es el becario, cuando el  primer autor, siendo becario, no es responsable de su formación como investigador, o no debería.

En mi opinión, creo que viendo el grave problema que hay, sería realmente interesante que hubiera la posibilidad de que en las propias carreras universitarias se reforzara el tema de la epistemología y metodología de la investigación.

sábado, 16 de enero de 2016

T10 INDICADORES DE CALIDAD

El factor de impacto es una herramienta con la que medimos la frecuencia con la que una revista ha sido citada en algún año concreto. Este indicador nos permite comparar revistas de alguna manera y así poder evaluar la importancia relativa en diferentes campos científicos. En pocas palabras, es cuantificar la calidad de una revista respecto a otras.
Este factor se puede calcular de la siguiente manera teniendo en cuenta que el factor hace referencia a un año con las citas y artículos registrados los dos años anteriores a la fecha:



Otro factor que se utiliza en la revistas científicas es el Indice H. Este indice suele medir simultáneamente la calidad (en función del número de citas recibidas) y la cantidad de la producción científica. Es muy útil para detectar a los investigadores más destacados dentro de un área de conocimiento. Se le suele dar mucha importancia a la cantidad de publicaciones, para así poder valorar el esfuerzo extra que supone estar publicando durante toda una vida académica de un científico.

Este factor se suele calcular ordenando las publicaciones de un investigador por el numero de citas recibidas en orden descendente y a continuación numerando e identificando el punto en el que el numero de orden coincide con el de citas recibidas por una publicación. 

INDICE H = 4 (el científico tiene 4 publicaciones que al menos han recibido 4 citas cada una )




T9

Al leer esta tarea me ha salido una carcajada enorme, ya que no te das cuenta de que necesitas un nombre artístico hasta que te metes dentro del mundillo. Es una cosa lógica pero personalmente es uno de los muchos detalles que no te los planteas hasta que realmente los necesitas.

Cuando escribes un articulo, para que te relacionen o te busquen, es importante firmar siempre con el mismo nombre, y aunque no siempre, normalmente este suele tener relación con el real. En el mundo hay mucha gente que se llama y se apellida igual, entonces es importante saber como identificarnos, como firmar nuestros trabajos para que nos puedan encontrar fácilmente.

En mi caso, el nombre que he elegido para firmar los artículos (mi nombre artístico) seria, I Monasterio Enbeita, ya que seria con el que mejor me diferenciaría con otros investigadores. Buscando en  la red, en google Académico concretamente, solo encontramos siete documentos, y por el contrario,  si firmaría por ejemplo con I. Monasterio los documentos que podemos encontrar son 225.000.


domingo, 3 de enero de 2016

T8


· Agronomía
· Historia contemporánea
· Psicología

Una vez con nuestras revistas hemos analizado cada uno el suyo para luego poder discutir las diferencias entre ellas con una serie de preguntas.

- ¿Qué aspecto tiene una revista científica de verdad, de papel? ¿Son iguales por disciplinas?
Las revistas que hemos escogido en realidad parecían más libros que revistas, ya que eran una serie de recopilación de distintas publicaciones. También hemos podido disfrutar de una revista que solo trataba un tema.

- ¿Cómo de largos son los artículos? ¿Aproximadamente cuántas páginas?
Las publicaciones se centraban entorno 20-30 páginas menos el de agronomía que tenían unas 5 páginas. Como podemos ver es una diferencia bastante grande.

- ¿Mantienen un formato y una estructura comunes? ¿Una o dos columnas? ¿Estructura IMRAD o no?
La gran mayoría utilizaban una estructura IMRAD mediante dos columnas, a pesar de ello hemos encontrado una que no mantenía ningún tipo de estructura. Esta revista que no mantenía ninguna estructura parecía más que era una revista más divulgativa ya que entre páginas se podrían ver hasta cierta publicidad.

- ¿En qué estilo están las referencias?
Las referencias que se utilizaban eran todas iguales. Se referenciaban mediante unos corchetes donde luego al final del tema se podría ver de donde provenían.

- ¿Hay muchas referencias? ¿Aproximadamente cuantas por página?
Hemos encontrado de todo, desde 10 referencias por página hasta ninguna referencia.

- ¿Se utilizan gráficas u otro tipo de elementos diferentes del texto plano?
En las revistas de telecomunicación hemos encontrado una gran cantidad de fórmulas, tablas y gráficas. En el resto podíamos encontrar alguna que otra imagen pero en general la mayor contribución era sobre texto plano

T7

La revisión por pares, o el peer review es un método complejo y riguroso de gran importancia que se ha usado para validar trabajos científicos escritos por un grupo de expertos. El propósito de la revisión de pares es medir la calidad, factibilidad y credibilidad de las investigaciones, para que sean publicadas,  o para presentarlos ante organismos de financiamiento.

La entrada del blog que podemos leer de Jose Rámon Alonso, ( el mismo evalúa artículos de revistas internacionales, de las cuales muchas no las acepta si es que tiene mucho trabajo o no conoce suficientemente el tema a tratar) en el que me parece que lo explica claramente, dice  los  expertos anónimos al que se les envían los proyectos a revisar,  al fin y al cabo son los que en la mayor medida deciden si esa investigación tiene dinero para seguir adelante o si ese investigador va a tener prestigio etc. Y aunque el objetivo de la revisión  es buscar una justicia objetiva, un “juicio científico”, también se ponen de manifiesto con cierta frecuencia, los fallos y las miserias humanas.

De hecho podemos ver el artículo que  de J.M Campanario y E. Acedo que menciona J.R Alonso, el cual me llama mucho la atención, de todas las publicaciones rechazadas por revistas que más tarde algunas merecieron premios como el premio Nobel.

Los evaluadores suele elegirlos el editor, que es normalmente el que más peso político tiene. El anonimato de las revisiones es una protección para evitar venganzas por una evaluación negativa pero también permite abusos, y por eso, los autores de la carta abierta proponen, lo que me parecería  lo más sensato,  que se preserve el anonimato de los revisores, pero que  la correspondencia de ellos y la del editor con el autor sea pública,  y  aunque en algunas revistas lo hacen, en la mayoría no es así. 

miércoles, 9 de diciembre de 2015

T6

En esta nueva entrada e decidido tirar de historia y así poder ver el origen de los documentos científicos.

Aunque la comunicación científica sea relativamente nueva, los seres humanos hemos sido capaces de comunicarnos desde hace miles de años. 

Al principio, los hombres primitivos solo se comunicaban de forma oral, de ese modo, la información no perduraba en el tiempo y los conocimientos científicos no eran debidamente transmitidos. Entre los mecanismos de comunicación, podemos decir que las primeras fueron las inscripciones que se hacían en las rocas, las cuales perduraban en el tiempo y se transmitían de una generación a otra, (hoy en día algunos se siguen manteniendo)  a pesar de que de esa forma las comunicaciones eran sumamente difíciles.

Con el paso del tiempo, esos mecanismos fueron evolucionando, hasta que en el año 105, los chinos inventaron el papel, pero aun así, seguía sin haber una forma eficaz para que los conocimientos fueran difundidos ampliamente. Hasta que, en 1455 en el mundo occidental, Gutenberg inventó la imprenta de tipo móvil. Las primeras revistas científicas aparecieron en 1665,  y desde entonces han servido de medio principal de comunicación en las ciencias. Las primeras revistas publicaban artículos que llamamos “descriptivos” y hoy en día, ese estilo directo de informar se sigue empleando, por ejemplo en los informes médicos sobre casos.

Hacia la segunda mitad del siglo XIX, especialmente gracias a la labor de Louis Pasteur, la ciencia y la información adquirieron mucha importancia y se hicieron grandes adelantos. La metodología también adquirió una gran importancia, Pasteur consideró que debía describir sus experimentos con exquisito detalle, lo cual le condujo al formato IMRYD (Introducción, Métodos, Resultados y Discusión), sumamente estructurado.

Con el paso del tiempo, el dinero produjo ciencia y la ciencia produjo artículos. Esto llevo a que las revistas padecieran una enorme presión, tanto las que existían, como en muchas nuevas, de la forma en que había que escribir y publicar los trabajos científicos. Entonces, los directores de estas, comenzaron a exigir que los manuscritos estuvieran perfectamente escritos y bien estructurados, y a partir de este momento, el formato IMRYD, que había estado haciendo lentos progresos desde finales del siglo XIX, se universaliza en las revistas de investigación.


Hoy en día ya, queda claro que tanto a los lectores de los artículos, como al autor que los escribe, la estructura del IMRYD  les sirve de gran ayuda. 

En cuanto al numero de artículos científicos   hemos podido sumar mas de 800 mil.